Mis pensamientos, como los de Jesús. Mis palabras, como las de Jesús. Mis sentimientos, como los de Jesús.

 

Empezamos un nuevo curso con alegría en la casa de Jesús. A Él le damos gracias por nuestras familias, por darnos casa y comida; por nuestros amigos, entre los que Él ocupa un lugar muy especial, porque estamos vivos. También porque tenemos un Colegio donde aprender y desarrollarnos como personas.

Le ofrecemos nuestros talentos y le pedimos que, bajo el cobijo del manto de su madre María, nos ayude a desarrollarlos como Él espera, poniéndolos siempre al servicio de los demás.