Con la participación de toda nuestra comunidad educativa celebramos la Eucaristía de fin de curso que, en esta ocasión, hemos dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.

En ella hemos dado gracias a Dios, desde nuestro corazón, por la gestión realizada con los talentos que a principios de curso nos encomendó. Queremos ser personas responsables y atentas a las necesidades de los demás. Queremos, desde nuestro corazón, ser apoyo y ayuda para los que nos acompañan: amigos, compañeros de clase, familiares…

Por eso hemos pedido a Jesús que nuestro corazón esté siempre abierto para dar y para recibir todo lo que viene de él. También para que en el camino de la vida no nos falte un corazón sonriente, capaz de acompañar con palabras de consuelo y de tender una mano amiga a quien necesite nuestra ayuda.